viernes, 4 de abril de 2008

LATITUD/LONGITUD

martes, 11 de marzo de 2008

EL PUEBLO EN EL SIGLO XIX

En la descripción de Pascual Madoz a mediados del siglo XIX, la localidad tenía «140 casas de mediana construcción», entre ellas la del Ayuntamiento, la cárcel y la escuela. En su terreno, que era «pedregoso y de mala calidad», sus gentes cultivaban trigo, centeno, algarrobas, garbanzos, nueces, frutas, cáñamo y hortalizas. Tenían ganado lanar, mular, vacuno y asnal y conejos, liebres y perdices para cazar. Además se empleaban en los cuatro molinos harineros y dos batanes que había y en la elaboración de yeso. Eran entonces 142 vecinos que sumaban 490 almas.

ETIMOLOGÍA

La existencia de la localidad de Valle de Tabladillo se remonta al menos al siglo XIII, pues en un documento del año 1247 aparece citado como Tabladiello. En el siglo XVI figura como Tabladillo y Valles de Tabladillo, y ya desde 1759 como se conoce hoy, tomándose Tabladillo como diminutivo de Tabledo, es decir, construcción de tablas.

Un tabladillo era una "construcción de tablas" pequeña, de igual modo que un terrado es una construcción de tierra (ver Terradillos); un tejado, de tejas, etc. Este nombre se repite en Burgos, en dos pueblos hoy desaparecidos: uno esta en el termino de Revilla del Campo (Burgos), y pertenecía al alfoz de Lara, que tan activo fue en la repoblación de la Tierra de Sepúlveda; el otro está en termino de Santibáñez del Val, y era nada menos que cabeza del alfoz de Tabladillo. De cualquiera de los dos podían haber venido los repobladores, de igual modo que llevaron el nombre seguramente al Valle de Tabladillo

jueves, 6 de marzo de 2008

LA PECILGA Y EL BOQUERON

Los crestones o crestas son formas rocosas verticalizadas elaboradas por erosión de relieves estructurales de plegamiento, allí donde las capas de roca adoptan inclinaciones superiores a 60º respecto de la horizontal.
Existen muchos pliegues alpinos de grandes dimensiones en la provincia, entre los que destacan, por su espectacularidad o repercusión en la configuración paisajística ( formando crestas y cuestas), los que se sitúan en las siguientes localidades y lugares: Vegas de Matute, Valdeprados, Peñas Grajeras y La Cítara (Segovia), Urueñas, Burgomillodo ( Carrascal del Río), Ventosilla, etc. En el Valle de Tabladillo ( valle del arroyo de Escobatillas) existe un paraje denominado La Pecilga ( de pecilgar = pellizcar, usado en Älava, Burgos y La Rioja), que hace referencia a la estructura plegada y verticalizada de las rocas en ese lugar, a modo de la piel pellizcada.

Bibliografía: LAS RAÍCES DEL PAISAJE
Condicionantes geológicos del territorio de Segovia
Andrés Díez Herrero, José Francisco Martín Duque
JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN

miércoles, 5 de marzo de 2008

El fraile que es una señora


EL FRAILE Y LAS MONJAS DEL VALLE DE TABLADILLO
En las laderas del Valle de Tabladillo y los cañones afluentes (arroyo del Valle o del Fraile) existen relieves, a modo de torreones o monolitos de varios metros de altura, que reciben el nombre popular de "El Fraile" y "Las Monjas", debido a su característica forma cilíndrica a cónica de cima redondeada, como personas vestidas con hábito. Existe un dicho popular que indica que dichos frailes y monjas 'cagan dulce' o 'cagan miel', puesto que en la parte trasera de algunos torreones, protegidas de las inclemencias atmosféricas, solían situarse colmenas para recoger miel.
El origen de estos relieves se relaciona con un tipo peculiar de rocas, que al ser más resistentes a la erosión, han quedado como restos no erosionados en las laderas. En concreto, el fraile y las monjas del Valle de Tabladillo están constituidos mayoritariamente por brechas calcáreas, una roca formada de fragmentos de otras rocas cementados entre si; algo parecido al hormigón artificial o al turrón duro de almendra, pero con los trozos angulosos. El cemento calcáreo, con algunos óxidos de hierro que lo tiñen de colores rosáceos, traba los trozos y hace al conjunto muy resistente a la erosión.
Esta brecha se formó a partir de bancos de rocas de yesos y dolimías, cuando el yeso (sulfato de calcio hidratado) fue disuelto por las aguas de Lluvia que se infiltraban, produciendo el hundimiento (colapso) de los estratos de dolomías suprayacentes, cuyos fragmentos rellenaron el hueco dejado por la disolución del yeso. Tanto los yesos como las dolomías se formaron hace unos 70 millones de años en una zona llana costera, donde había charcas litorales (pequeñas albuferas salinas), de las que el agua marina era evaporada bajo un clima cálido y seco. Las perfectas condiciones de afloramiento de estas rocas en el Valle ha hecho que los científicos la empleen como localidad de referencia de la denominada "Formación Dolomías y margas de Valle de Tabladillo" .

En las zonas donde los bancos de yeso no han sido disueltos, su compactación natural ha formado hasta tres capas lenticulares de alabastro, que han sido objeto de explotación desde antiguo (ya citada en el Catastro del Marqués de la Ensenada y por Casiano de Prado a mediados del siglo XIX),en la obtención de yeso anhidro para construcción, como en menor medida para su labrado escultórico. Buen ejemplo de ello son las minas abiertas por la familias Poza-Lobo, explotadas en amplias galerías subterráneas mediante el sistema de cámaras y pilares. El espectacular entramado de pasadizos, hoy en día abandonado, da una idea del descomunal trabajo Ilevado a cabo por varias generaciones de yeseros (Aurelio Peña Lobo, Felipe Lobo. Anastasio Lobo, Jose Poza, Santiago Lobo ... ); y en especial por D. Eleuterio Poza, que tuvo activos su mina y hornos-cubas de calcinacibn en bocamina y en el fondo del Valle hasta la década de 1980.
Para saber más: Alonso (1981); Calvo et al. (1992); Cortázar (1891); San Miguel de la Camara (1955).

Bibliografía: LAS RAÍCES DEL PAISAJE
Condicionantes geológicos del territorio de Segovia
Andrés Díez Herrero, José Francisco Martín Duque
JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN

jueves, 28 de febrero de 2008

Eleuterio Poza Lobo, el ultimo yesero


En la localidad segoviana de Valle de Tabladillo, y desde tiempos inmemoriales,buena parte de los vecinos del pueblo trabajaba en las minas de yeso durante el invierno, cuando las tareas del campo requerian menor dedicación. El Catastro del Marques de la Ensenada correspondiente a esta localidad (realizado en el año 1751) destaca la presencia entre la población de, al menos, 18 yeseros, con nombres como Sebastián de Poza, Frutos Lobo, Joseph Lobo, Marcos Poza, Juan Poza... En respuesta a la pregunta 33 del Interrogatorio (ocupaciones de artes, canteros), cita "Pablo Revilla y Francisco Revenga, que se ocupan por tiempo y espacio de tres meses en sacar piedra, para Yeso, quemarla y molerla, y conducirla a los pueblos cercanos, por su renta y despacho consideran les queda anualmente por esta ciento y cincuenta reales, a Joseph Lovo Velásquez y Frutos Lovo, por el mismo tiempo cien reales...".
Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico-Estadistico-Histórico (1845-1850), también recoge como actividad comercial de Valle de Tabladillo la exportación de yeso para todos los pueblos, en particular para el sitio de San Ildefonso y Segovia; además señala la presencia en el término de algunas canteras de yeso.
La extracción del yeso era una tarea dura, puesto que se hacía enteramente de forma manual, mediante pico y pala, y con escasa iluminación (lámparas de aceite y carbureros); el acarreo se efectuaba mediante sacas portadas a la espalda. El yeso extraído se llevaba a los hornos del pueblo, donde era tostado en cargas de unos 500 kg. Entonces, parte de la producción de yeso y alabastro era Ilevada por el 'tío Ellas' a la fábrica de porcelana (loza) de los Vargas, en Segovia. Buena prueba de esta dureza son las Iíneas recogidas en el citado Catastro del Marques de la Ensenada (1751): "...Ia cantera de donde sacan dicha piedra esta amenazando ruina, de suerte que no se puede entrar en ella, sin corriendo riesgo de la vida, como también de que arruinada, que vea es imposible volver a descubrir la veta del yeso,porque su mucha profundidad, y multitud de peñas que sobre ella caían..." El propio Casiano de Prado, en sus trabajos geológicos (Prado, 1858), señala que las excavaciones subterráneas se sostenían dejando pilares, a veces muy espaciados (10 a 12 m), "... y son frecuentes por esto los hundimientos, que alguna vez, y en este mismo año, han costado la vida á algunos trabajadores".
D. Eleuterio Poza Lobo, descendiente de una larga saga de yeseros como puede deducirse de las reiteraciones de sus apellidos en la documentación citada. nació durante la década de 1930 en el Valle de Tabladillo. Desde muy corta edad trabajó en las minas de yeso del pueblo, donde ya con ocho años se quedo atrapado durante más de un día al producirse un derrumbe y desorientarse por haberse quedado sin la luz que proporcionaba su candil de aceite. A los dieciséis años de edad, Eleuterio encontró, junto con un amigo (Julio) y por casualidad, los restos de una mina de yeso antigua, situada más cerca del barrio de abajo del pueblo; tenía un gran salón sustentado por pilares cónicos invertidos, con forma de peones. Era la dura época de la postguerra, y pronto surgieron nuevas explotaciones próximas al hallazgo recién localizado; entre ellas la de su padrastro, D. Felipe Lobo. En el año 1955, el ilustre geólogo Maximino San Miguel de la Cámara, que realizaba la memoria del mapa geológico 1:50.000 de Maderuelo, visita las yeseras del Valle de Tabladillo, realizando una pormenorizada descripción y una fotografía de Felipe Lobo en la entrada de su explotación.
El afán emprendedor de Eleuterio le Ilevó pronto a tener su propia mina, cerca de la de su padrastro, donde construyó dos hornos; con el ganado bajaba al pueblo tandas de 200 kg para machacarlo con mazos y pasarlo por cedazos. El gran conocimiento de su oficio y su intuición natural le Ilevaron a buscar nuevos yacimientos en la ladera de enfrente del valle, a una cota parecida, donde abrió en la década de 1960 una nueva mina, que sería su lugar de trabajo durante más de treinta años. Esta nueva explotación, aún hoy visitable y con iluminación eléctrica, comenzó con un tramo de roca de casi 50 metros donde no apareció ningún indicio de yeso; "... en e/ pueblo me trataron de loco..." afirma el Sr. Poza. A pesar de ello, Eleuterio continuó con convencimiento hasta que un día encontró una zona más hueca donde halló un trozo de la preciada roca. "Bajé a casa corriendo a enseñárselo a mi mujer (que en paz descanse), e incluso hice subir a mi suegra para que lo viera", afirmaba emocionado Eleuterio aún cuarenta años después.
Para financiar los gastos de la mina y subsistir el resto del año, Eleuterio tuvo que trabajar en verano como segador, pinche y vendimiador, entre otros oficios. Pronto vino la mecanización, con la adquisición de un motor para la molienda del yeso; tres nuevos hornos de mayor capacidad; el empleo de la goma 2 (dinamita); la instalación de compresores para perforar y barrenar; un generador para la instalación eléctrica y su propio tendido eléctrico desde el pueblo; y un camión y un dumper para el transporte del material.
Durante el invierno se procedía a la mayor parte de la extracción del yeso, para lo cual trabajaban entre seis y quince personas del pueblo junto a Eleuterio. Después se tostaba en los nuevos hornos, que tenían una capacidad de 20 toneladas por carga, colocando los bloques de yeso grandes dispuestos en bóveda, con lo fino en la parte de encima; la carga de madera era de chopo, ya que el pino ennegrecía el yeso, dejándolo tostar por espacio de unas 14-15 horas, hasta que al yeso se le iba la humedad y se secaban las piedras de la parte superior ('Ia corona'). Luego se molía con el molino de mazos movido por el motor, se envasaba en sacos, y lo vendía a un mayorista de Cantalejo bajo la marca de Yesos Poza. Incluso Ilegó a comprar un carricoche para venderlo al pormenor ('a celemines') recorriendo los pueblos de la provincia.
Las últimas iniciativas le llevaron a abrir una nueva yesera cerca de Fuentidueña (El Vivar), donde instaló hornos rotativos y molinos automáticos. Sin embargo, de aquella experiencia habla con tristeza, porque debió suponer el declive de su actividad.
Eleuterio falleció en mayo de 2005. Ni los hijos ni los nietos de Eleuterio parecen tener una coyuntura favorable para dar continuidad a este duro oficio de tradición familiar. Tras su cierre a principios de los 90, y tras tímidos intentos de reaprovechar la mina para cultivo de champiñones, las instalaciones subterráneas se encuentran en perfecto estado para su aprovechamiento en las nuevas perspectivas que ofrece el turismo rural, cultural y natural.

Para saber más: Cortázar (1891); Madoz (1845-1850); San Miguel de la Cámara (1955)

Bibliografía: LAS RAÍCES DEL PAISAJE
Condicionantes geológicos del territorio de Segovia
Andrés Díez Herrero, José Francisco Martín Duque
JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN

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viernes, 15 de febrero de 2008

Nota de prensa

Valle de Tabladillo es la antigua población de Tabladiello, que se mienta en la documentación histórica del siglo XIII. Según parece el lugar fue repoblado por gentes llegadas del alfoz de Lara en la provincia de Burgos, acompañando al conde de Monzón Asur Fernández, que a mediados del siglo X repobló esta Tierra de Sepulveda. Dentro de su término se localiza el despoblado de Pajares, donde todavía se conservan las ruinas de la que fuera su iglesia románica. En realidad el Valle de Tabladillo, es eso, todo un recogido, sinuoso y alargado valle donde se ubican los dos barrios, que hoy conforman el municipio.

miércoles, 13 de febrero de 2008

peña alta